A la opinión pública:
El pasado jueves, Mariel durmió en casa. Durmió después de haber recibido el abrazo de familiares, amigos y profesores universitarios, los mismos que, junto al hombro de miles, nos mantuvimos férreos en su defensa durante los días anteriores. Sin embargo, una vez celebrada la justa resolución del proceso, ninguno de nosotros dejará de lamentar y condenar que casos similares se sucedan uno tras otro, en medio de una cotidianeidad ciega y silenciosa, en todo el país.
La presunción de culpabilidad, hoy más que nunca, es un tema de urgente e impostergable revisión para el sistema judicial mexicano, y es tarea de todos (gobierno, sociedad, instituciones y medios) lograr que Mariel sea la última persona que transita por una injusticia semejante. Como ella misma lo ha señalado, el único desagravio posible y la mejor disculpa será un sistema de justicia que lleve a los auténticos responsable frente a la ley, siempre, y nada más.
Los cambios, lo sabemos hoy, no llegarán delegando toda responsabilidad en alguien más. Para construir la sociedad en la que cada uno de nosotros quisiera vivir, es necesario merecerla primero, construyéndola mano a mano.
Ante todo, los firmantes, empezando por Mariel misma, dejamos aquí constancia del hondo e infinito agradecimiento que debemos a las instituciones y medios de comunicación que de inmediato abrieron sus espacios a nuestra voz, sumándose a nuestras razones y participando en su difusión pública de forma objetiva, analítica, justa y profesional.
Pero antes, y sobre todo, nuestra gratitud se extiende hacia los miles de personas que se sumaron de forma voluntaria, sentando un significativo precedente en la participación ciudadana mediante redes sociales, uniéndose a nuestra causa de diferentes formas, grabando y subiendo a la red cada nota informativa, ofreciendo apoyo desde sus respectivas profesiones y sobre todo, difundiendo, apoyándonos, twitteando, manteniendo una atención permanente y desinteresada sobre el caso, dando valor y eco a nuestra voz, pero sobre todo, a la justicia y a la idea misma de ciudadanía y sociedad.
Aunque una movilización semejante habría sido imposible hace apenas tres años, sabemos que fue su voluntad y compromiso en redes, más que las redes mismas, lo que lo hizo posible. Siendo tan improbable alcanzar a agradecer en estas líneas a cada uno, les suplicamos reciban este mensaje de forma personal, así como el profundo agradecimiento de Mariel y nuestro abrazo más sincero.
Atte.
Mariel Solís Martínez, familiares, amigos y profesores.
Ciudad de México, Julio de 2011.
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